La mañana siguiente en Refugio Costafría fue agradable y fresca, con el aroma del mar mezclándose con el bullicio animado de la ciudad.
Mira, Linnea, Dominique y Hana salieron temprano, navegando por las abarrotadas calles hacia el distrito del mercado. Esperaban reunir más detalles sobre el Continente del Norte y el océano que los separaba, así como los suministros necesarios para su viaje.
Mientras tanto, Rhydian y Elenei se dirigieron hacia los muelles. La zona estaba llena de marineros gritando órdenes y comerciantes regateando precios, con los sonidos de las gaviotas resonando sobre ellos.
La imponente presencia de Rhydian, incluso en su forma humana, hizo que la multitud se apartara frente a ellos como las olas del mar. La presencia de Elenei también disuadió a cualquier molestia que pudiera haber pensado en causar problemas.