—San Zemin, ¿qué debilidad tienen estos dos? —preguntó Jiang Yuyan, quien estaba sentada en silencio al lado de Xiao Min.
—Ellos no tienen una debilidad tan definida para atraparlos, por eso esos dos son temerarios —respondió San Zemin.
—Eso no puede ser cierto. Necesito toda la información sobre ellos lo más rápido posible. No se debe omitir ni un detalle menor —instruyó Jiang Yuyan.
—La tengo. Te la mostraré de inmediato —informándome, San Zemin fue a la mesa de trabajo detrás de Jiang Yuyan. Encendiendo la laptop y el proyector, San Zemin les señaló que miraran la pantalla blanca colgada en la pared opuesta a Jiang Yuyan.
El proyector reflejó la imagen de un hombre en sus cuarenta años, usando un traje negro, cabello castaño con una calvicie en el medio de la cabeza, de estatura promedio y tenía gafas con un grueso marco rectangular negro. San Zemin continuó contándole a su jefe la información sobre la persona mientras Xiao Min y el mayordomo ya sabían sobre él.