El ambiente se tornó silencioso. Como era el último piso del centro comercial y solo unas pocas personas que iban a los restaurantes entraban al piso. No había nadie alrededor, o sería un caos.
Jiang Yuyan lucía tranquila y compuesta, pero por dentro estaba asustada por Lu Lijun ya que era un cuchillo afilado el que reposaba en su garganta y hasta un pequeño empujón podría hacer que el cuchillo le cortara la garganta.
San Zemin sabía que era peligroso para Lu Lijun, así que él tampoco actuó imprudentemente y se levantó apuntando su pistola hacia los tres hombres.
—Puedes tomar a alguien como rehén, no servirá de nada si tomas al niño —ofreció Jiang Yuyan a los hombres mientras se ponía delante de ellos.
—Retroceda —advirtió el hombre que sostenía a Lu Lijun, ignorando su oferta.
Jiang Yuyan dio un paso atrás mostrando que le hizo caso y continuó con voz tranquila:
—Tengo dinero y puedes obtener tanto como quieras. Además, si me escuchas, también te salvaré de la policía.