—¡Yuyan! —Jiang Yuyan se detuvo pero no se volvió a mirar a Lu Feng.
—Lu Feng se acercó a ella mientras decía:
— ¿No deseas decirle nada a Lu Lijun? Estoy seguro de que sabes lo que pasó anoche.
—Él tiene derecho a decidir por sí mismo. Si esto es lo que él quiere, nosotros no somos nadie para interferir —respondió Jiang Yuyan mientras se volteaba a mirarlo.
—Pero Yuyan...
—Es lo correcto para él y no deberías preocuparte tanto por él —interrumpió Jiang Yuyan.
—¿Crees eso?
—¡Hmm!
Sin decir mucho, Jiang Yuyan se fue a su habitación, dejando a Lu Feng perplejo mientras pensaba qué le había pasado, por qué se veía tan fría y distante.
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A la hora de la cena ni Lu Lijun ni Jiang Yuyan bajaron. El pie de Lu Lijun estaba lastimado, así que estaba bien, pero ¿qué le había pasado a Jiang Yuyan?
—Debe estar cansada del trabajo. Deja que descanse —instruyó el anciano Lu cuando la abuela preguntó por ella durante la cena.