Finalmente, saliendo...

—No vuelvas a decir eso nunca. Todo ha terminado y me gustaría dejarlo atrás —oyó clarito el murmullo de Jiang Yang, Lu Feng.

—¡Hmm! Puedo entender y solo deseo que tengas suerte en el futuro y consigas a una mujer que verdaderamente merezca ser amada por ti —suspiró profundamente y habló Jiang Yang.

—No necesito a nadie en mi vida. Estoy bien solo —declaró Lu Feng.

—No digas eso cuando aquí estoy yo pensando que si yo fuera mujer, estaríamos juntos consolando nuestros corazones rotos —bromeó Jiang Yang.

—Incluso si fueras la última mujer en la tierra, hubiera preferido estar solo —contrarrestó Lu Feng.

—Entonces acéptame como hombre —Jiang Yang bromeó de nuevo.

—Vete a la mierda. No estoy desesperado —frunció el ceño Lu Feng.

—Tu desesperación ya la mató mi hermana, así que no me puedo quejar —Jiang Yang le contestó.

—Ya empezaste de nuevo. Me voy —diciendo esto, Lu Feng se levantó.

—Espera, espera, no te voy a tomar el pelo —Jiang Yang le detuvo.