Adiós libertad- Parte 3

Durik se preguntaba qué más se suponía que debía ver en estas veinticuatro horas siendo un sapo.

El hechizo era un conjuro de maldición después del cual Durik no era consciente de que tenía sus propias ventajas y desventajas. Mientras por un lado estaba casi alcanzando su libertad por medio de ser un sapo, por otro lado había llegado a aprender sobre cosas que nunca había visto y estaba confundido en este momento.

—Necesito que prepares una habitación para este individuo —finalmente habló el hombre por primera vez y Durik se preguntaba quién era. Miró alrededor de la jaula hasta que la jaula fue girada y traída frente a la cara del hombre que lo había estado llevando todo este tiempo.

Unos ojos estrechos como los de una serpiente lo miraban y una cara que tenía la piel de escamas como un reptil lo enfrentaba, quien era un brujo negro.