En este momento, las tres mujeres estaban sentadas en el cuarto privado de un restaurante.
Fu Hee todavía miraba a FangSu con rabia. —¿Cómo puedes ser tan descarada para decir disparates en público? ¿Eso muestra que te educaron bien, qué pasaría si alguien te oyera?
—Aunque me escuchen, no es malo. Mira a mi hermano, es tan romántico. Mi cuñada tiene carne en los lugares correctos así que no puede resistirse a ella, pero mírame a mí, mi caso es diferente. Yo...
FangSu no pudo terminar sus palabras antes de que un golpe en el brazo la hiciera gritar de dolor. Su madre había hecho bien en callarla.
—¡De verdad necesitas controlarte! ¿Cómo puedes hablar de esa manera en público? —Fu He regañó mientras Jia Li observaba desde un lado.
Con un gesto de dolor, FangSu respondió —Mamá, ¿por qué me pegas, acaso todavía soy una niña? ¿Dónde está el público aquí, si solo estamos las tres? Estoy desahogándome porque me siento sofocada, ¿o acaso no tengo permiso?