—Mamá está siendo tan buena conmigo —dijo Jia Li con una sonrisa mientras iba a la mesa a recoger el vaso de jugo recién exprimido.
—Mira cómo te engríes —dijo Fu Hua con una sonrisa.
Después de beber un sorbo del jugo, Jia Li respondió:
—No puedo evitarlo.
Jazmín vio lo feliz que estaba su madre bebiendo jugo y pensó que debía ser delicioso, por eso, estiró su mano pidiendo probarlo.
—Mami, dámelo.
Jia Li apartó su mano suavemente antes de decir:
—No me ruegues, esto no es para adultos, y tal vez no te guste el sabor.
—¿Por qué? —preguntó Jazmín con los labios fruncidos mientras estaba a punto de llorar.
—No te atrevas a llorar, o te daré nalgadas —amenazó Jia Li y fue a sentarse con su vaso de jugo restante.
Fu Hua no le gustaba el método de regañar de Jia Li, especialmente cuando hacía llorar a su pequeña, como ahora.
—¿Por qué la regañas? Deberías haberle hablado con amabilidad —preguntó mientras tomaba a la niña en sus brazos para consolarla.