Después de lidiar con Lanying, Fu Hua tuvo que regresar al hospital ya que aún no había puesto sus ojos en su pequeña princesa.
Afortunadamente, cuando regresó, el tratamiento había terminado y Jia Li, Fu Hee y YingPei ya estaban en la habitación exclusiva preparada para Jazmín.
—¿Cómo está ella? —preguntó Fu Hua en voz baja y suave al entrar.
Jia Li estaba sentada en la cama y sostenía la mano de Jazmín. Su rostro y semblante se veían mejor ahora, pero aún había preocupación escrita en toda su cara, y eso es porque Jazmín aún no había recuperado la conciencia.
—Está mejor ahora, antes todavía se retorcía de dolor, incluso en su sueño, pero en los últimos minutos ha estado tranquila —respondió Fu Hee con un suspiro de alivio.
—Eso significa que el tratamiento está funcionando —añadió YingPei.