—¿Estás más tranquila ahora, amor? —murmuró la ronca voz de Jin Liwei.
—Mmmn —sonaba sin aliento... y saciada Iris.
—Chonglin, ¿sigues ahí? —preguntó Jin Liwei.
Jin Chonglin se aclaró la garganta. —S-sí.
—No te ofendas porque tu cuñada perdió el temperamento contigo. Ya sabes por qué es así.
Lin Dong apartó su mirada de la ventana y miró a Jin Chonglin con una ceja levantada. Jin Chonglin ignoró a su gerente. Había prometido mantener el embarazo de Iris en secreto, así que no diría una palabra al respecto a nadie.
—No hay problema, Gran Hermano. También lamento mi reacción anterior. Fue insensible de mi parte —admitió.
—En.
—Está bien, Hermano Chonglin —dijo Iris. Su encantadora voz indicaba que ahora estaba de buen humor.
Jin Chonglin frunció los labios, sabiendo que su hermano mayor debió haberla besado apasionadamente para calmar su mal genio. Suspiró y se apiadó de sí mismo por ser el receptor de esa indeseada comida para perros por parte de la pareja.