Iris miró con horror el único piano en la habitación. Las teclas se tocaban solas. Se le erizaron los pelos de la piel.
—Cariño, vámonos —dijo ella con más urgencia—. Apúrate.
Justo cuando iban a correr, la puerta de la habitación se abrió de golpe.
¡Bang!
Figuras oscuras y sombrías levantaron sus armas y comenzaron a dispararles.
—¡No! —Iris gritó y arrastró a Jin Liwei y a los bebés que llevaban detrás del piano.
La sangre manchó su vestido blanco pero no sintió dolor. Estaba segura de que no le habían disparado. Revisó a los bebés llorando en sus brazos y en los de Jin Liwei y se sintió aliviada al ver que estaban bien. Luego se le cortó la respiración cuando vio sangre brotando del hombro derecho y la cadera izquierda de Jin Liwei.
Antes de que pudiera hablar, sin embargo, los enemigos oscuros y sombríos se acercaron más. No iba a permitir que esto continuara. Esta vez protegería a su familia.