Todos siguieron con la mirada a la hermosa novia y a su orgulloso padre mientras los dos caminaban por el pasillo hasta que finalmente llegaron al novio. La música romántica seguía sonando de fondo, intensificando las emociones de todas las personas presentes. Era como si la magia estuviera siendo tejida en la escena de cuento de hadas que se desarrollaba frente a ellos.
Long Tengfei colocó personalmente la mano de su hija sobre la palma esperando de Jin Liwei.
—Cuida a mi hija —su voz era áspera y sus ojos brillaban con emociones.
—Lo haré, por el resto de mi vida —respondió Jin Liwei con voz solemne.
Iris sonrió a Long Tengfei. —Gracias, Padre.