Jin Liwei escuchó vagamente los aplausos de su familia y amigos. Sin embargo, en este momento, solo le importaba saborear los labios de su esposa. Levantó el velo de su cara, teniendo cuidado de acomodarlo cuidadosamente sobre su cabeza. Su aliento se cortó nuevamente al ver la belleza de su esposa.
Levantó su barbilla, haciéndola mirar hacia él, para poder verla mejor.
—Eres tan hermosa —susurró él.
Iris sonrió. —Y tú te ves guapo hoy.
Él se rió entre dientes. Luego bajó la cabeza y presionó muy ligeramente sus labios contra los de ella. Sus ojos se cerraron tan pronto como sus labios se tocaron. Él, sin embargo, mantuvo sus propios ojos medio abiertos porque quería seguir mirando a su hermosa esposa y observar su expresión mientras la besaba.
Aplausos, vítores y silbidos sonaban en el fondo, pero los recién casados no podían escucharlos claramente. Era como si hubiera una burbuja separando a ambos del resto del mundo. En este momento, solo estaban los dos.