Jin Liwei detuvo sus embestidas para permitir que su esposa cabalgara otra poderosa ola de orgasmo. Todo su cuerpo temblaba. Él podía sentir todas las contracciones dentro de su cuerpo, lo que también le causaba un inmenso placer. A pesar de esto, hizo todo lo posible por controlarse y no llegar al clímax con ella todavía.
Iris se aferraba a las sábanas de la cama, arrugándolas en su apretado agarre. Sentía a su esposo pasando sus cálidas manos por su sudorosa y temblorosa espalda, calmando la mientras seguía gritando su liberación. Las almohadas presionadas contra su boca no eran suficientes para amortiguar completamente su voz.
Cuando terminó, él se salió de ella y la volteó para que quedara acostada de espaldas. Luego la jaló hasta dejar su trasero casi en el borde de la cama. Levantó ambas piernas de ella y las colocó sobre sus hombros al mismo tiempo que se sumergía de nuevo en ella.