—No entenderás la alegría de ser padre hasta que tengas tus propios hijos —contestó Jin Liwei con tono calmado, sin inmutarse por las palabras sarcásticas de Lu Zihao.
—Lu Zihao bufó. ¿Ese hijo tuyo sí sabe cómo tiranizar a los demás? ¿Quién es el maldito bastardo en el que se basa su personalidad?
—Jin Liwei se rió.
—¿De qué coño te ríes?
Tardó unos segundos antes de que Jin Liwei pudiera controlar su risa. —Nada. No le des tanta importancia a Bacon. Suele ser difícil de tratar la mayor parte del tiempo, pero es un buen chico que siempre da prioridad a su madre y a la familia.
—Lo sé —suspiró Lu Zihao—. Entonces, ¿por qué me llamaste, Tercer Hermano? ¿O debería llamarte Cuñado?
—Llámame como quieras. Cualquiera está bien —hizo una pausa Jin Liwei—. ¿Está aún ahí mi... Quinto Hermano Zihao?
—Sí.
—¿Puedo hablar con él?
—No ahora mismo. Estoy conduciendo. El contragolpe del cambio podría provocarnos un accidente.