Protegiéndote de la seducción del Diablo.

—Hermano, ¿no podrías ser un poco menos vergonzoso? ¿Por qué estás contaminando los ojos de mi chica tan temprano en la mañana? —Feng Yi Lan gritó, en el momento en que sus ojos divisaron a su hermano en la pantalla del teléfono de Li Xue.

Li Xue también se quedó atónita al escuchar esa voz repentina. En vez de mirar al hombre en el teléfono, se giró para ver a su amiga detrás de ella. —Yi Lan, ¿qué haces aquí? —preguntó toda sorprendida pero aliviada de que solo fuera su amiga y no otra persona quien la viera en la llamada con Feng Shufen.

—¿Y me preguntas a mí, chica? Por supuesto, vine aquí para evitar que contaminaras tus ojos temprano en la mañana. Para protegerte de la seducción del Diablo —dijo Feng Yi Lan, quitándole el teléfono de las manos a Li Xue y girándose del otro lado para hablar con su hermano.