Al bajar del automóvil, Li Xue miraba la escena con expresión ausente. No por shock, sino por fascinación. —Señor Belcebú, esto... esto es hermoso. Pero, ¿no es esto un bosque? ¿Estará bien tener la mansión aquí? —preguntó, parpadeando aún al mirar la belleza del lugar.
Aunque sabía que su pregunta no tenía sentido. Pero entonces, incluso el paisaje frente a ella no era algo normal. Todo le parecía irreal, como si ya no estuviera en el mismo mundo, sino que había llegado a una parte diferente del universo sobre la cual la gente aún no había descubierto.