Li Wei ha caído en una situación complicada con esa pregunta. Se detuvo en sus pensamientos y parpadeó mirando a la reina, pensativa.
Chen Rui también la observó y apretó los labios, esperando pacientemente oír las próximas palabras de la pequeña.
Y viendo que esperaba sus palabras, la niña parecía más presionada sobre el tema. La gente alrededor sentía un poco de pena por ella. Para ellos, era solo una pequeñita de cinco años, que estaba en sus días de jugar en el parque. No se atreverían a pensar en ella resolviendo preguntas diplomáticas tan complejas.
Para ellos, era demasiado pequeña para eso.
Pero los pensamientos de Li Xue para con su hija eran diferentes de todos. Tal vez porque la conocía más que nadie. Sabía que aunque su pequeño diablo mostraba problemas en la superficie, en el fondo ella podría ya tener una respuesta lista, perfectamente adecuada para la pregunta.