—Dado que dijiste que ella es mi hija, ¿quién más crees que podría ser su madre? —preguntó Feng Shufen y ante su pregunta, cada reportero se sumergió en la profundidad del silencio. Aunque la pregunta anterior que se había hecho era un tanto incómoda, nadie la había tomado a mal. Pero ahora que están escuchando al hombre contradiciéndolos así, no pudieron evitar sentir que han ofendido a alguien a quien no deberían.
Sus cuerpos temblaron y no se atrevieron a levantar la mirada para ver a Feng Shufen. Aunque era la primera vez que lo encontraban, todos conocían la regla inolvidable de no ofenderlo. Sin embargo, ahora que sienten que lo han ofendido, no se atreven ni a pensar en las consecuencias que podrían venir.