En la llamada, Xiao Meng se sintió aliviada. —Ahh, estoy salvada, Hermana Xue. Gracias por salvarme. En cuanto a informar a la Hermana Xinyi, lo haré cuando hable con ella más tarde. Por ahora, molestarla no sería bueno —dijo y con sus palabras, Li Xue se sintió un poco extraña.
Frunciendo el ceño, preguntó, —¿Eh? ¿Hay algo malo con la Hermana Xinyi?
—Ah, no es nada grave, Hermana Xue. Ayer, la Hermana Xinyi no se sentía bien y se fue temprano y hoy tampoco ha venido. Así que, pensé en no molestarla a menos que sea algo muy importante —explicó Xiao Meng y Li Xue asintió comprendiendo.