—Algo cambió en los ojos de Feng Shufen —comenzó el narrador—. Aunque era lo más mínimo para notar, Li Xue aún pudo captarlo. Pero ese ligero cambio era un poco diferente, a diferencia de cualquier otra situación que habían compartido antes. Algo en su mirada que parecía como una promesa. Promesa de llevarla al otro mundo y no dejarla escapar nunca.
—Pero, ¿de qué trataba ese mundo? —continuaba—. Aunque Li Xue podía adivinarlo, aún intentaba fingir desentendimiento de su conocimiento. Sus ojos parpadearon ante Feng Shufen antes de darle un asentimiento de seguridad.
—Y ese asentimiento fue todo lo que tomó para que Feng Shufen perdiera el control. Ya se había vuelto difícil para él resistir la tentación, especialmente antes, al ayudarla en el baño. ¿Cómo podría seguir conteniéndose cuando frente a él la mujer claramente se lo estaba pidiendo?