Es una tortura.

—¿D-Pasó algo? —preguntó con debilidad. Su voz aún arrastrando palabras bajo el efecto de un afrodisíaco pero después del baño, se sentía un poco mejor—. Tus ojos parecían fríos como si estuvieran listos para perforar a alguien o comandar una guerra.

—¿Aún lo preguntas? —respondió Feng Shufen, su mirada ya ofreciendo una respuesta a su pregunta.

—C-Claro que tengo que preguntarte esto. E-Estaba inconsciente y no tengo idea de qué pasó para que estés molesto así. ¿Alguien te molestó? Si es así, entonces espera a que me recupere de esta droga, y te vengaré.

—... —Feng Shufen no dijo nada. Sabía lo que la mujer intentaba hacer. Pero, ¿realmente pensaba que él iba a dejar pasar lo de hoy así como así? Nunca lo haría hasta que esas personas maldigan y se arrepientan de su propia vida.

—Llegaste a tiempo. ¿Estabas cerca de aquí? —Dándose cuenta bien de la determinación del hombre, Li Xue no revocó mucho su decisión sino que en cambio pensó en comenzar algo casual para preguntar.