—¿Por qué me harías sentir incómoda? —Clara batió sus pestañas—. ¿Das patadas mientras duermes? ¿Hablas en tus sueños?
—No... no, para nada —Edgar sintió latir su pene—. Se volvió aún más insoportable ahora. ¿Cómo podría explicarle el tipo de incomodidad que estaba sintiendo en ese momento y lo que le causaría a ella si decidiera dormir con Clara en la misma cama?
—¿Entonces? —Clara frunció los labios lentamente—. ¿Ya no te gusto tanto que no quieres abrazarme mientras duermo?
Ella empezó a temblar y eso hizo que Edgar se sintiera muy mal. Sabía que la temperatura había bajado mucho. Ella debe estar sintiendo mucho frío ahora mismo. Desearía que fuese tan fácil para él simplemente abrazarla para que se durmiese.
Realmente le encantaría hacerlo.
Pero no esta noche.
—Me gustas, muchísimo... —él tartamudeó—. No es eso.
—¿Entonces...? —Lágrimas empezaron a formarse en los ojos de Clara y ahora Edgar se dio cuenta de que realmente lo había entendido mal.