—¡Pum!
Cuando Harlow cayó al suelo y aterrizó sobre su trasero, la princesa hizo un sonido fuerte que alertó al demonio. Los dos estaban separados por un cúmulo de enredaderas y espinas con solo una pequeña grieta revelando la distancia entre ellos.
Sin embargo, antes de que Harlow pudiera hacer algo y levantarse, la mirada del demonio se desvió repentinamente hacia la exacta apertura que la princesa había utilizado para mirarlo. Los ojos del demonio brillaron con un destello rojo.
El corazón de Harlow estaba en su garganta y esperaba que sus latidos no revelaran en absoluto su ubicación. Incluso contuvo la respiración para que él no pudiera sentir su presencia.
La antorcha que llevaba en la mano fue rápidamente apagada por la princesa para que el demonio no viera ninguna luz. Era una medida preventiva contra el demonio, pero dejó a Harlow aún más indefensa.