—¿Artefacto? —Harlow estaba sorprendida y pensó que Julián ahora parecía ser más un cazador de tesoros que un aventurero. De cualquier manera, el hombre se negó a contarle una palabra sobre el artefacto.
Julián asintió.
—Sí. No te diré nada sobre eso porque, además de tu nombre, no sé nada más de ti tampoco, Harlow. ¿Por qué una mujer como tú intenta ir al reino demonio?
Harlow apretó los labios.
—¿Y si adivino lo que quieres?
—¿Adivinar? —Julián levantó una ceja.
—Sí. Dime si lo adivino correctamente. —La princesa le dio al aventurero una sonrisa pícara y recordó su conversación anterior. Fue cuando estaba molestando al hombre para que revelase más cosas sobre sí mismo para poder encontrar en sí misma confianza hacia él.
Julián sonrió un poco ante las palabras de Harlow e inclinó la cabeza.
—Bueno, si lo planteas como un pequeño desafío entonces, quizás, pueda compartir si acertaste, pero te será difícil imaginar realmente lo que estoy buscando.