Rowena

—Harlow levantó la mirada hacia Rafael y, a pesar de su temible aspecto, solo sintió un alivio inundar su pecho. Los miedos que tenía desaparecieron en su presencia... pero entonces se dio cuenta de que se estaba aferrando a él.

—¿Por qué estaba haciendo eso? —La princesa debía alejarse de este Rey Demonio. No quería que el hombre se hiciera la idea equivocada y asumiera que Harlow estaba enamorada de él.

—Ella solo estaba aliviada de que él la hubiera salvado. En este lugar extranjero sin una sola cara amigable, él era como una bocanada de aire fresco.

—¿Estás bien? —Rafael preguntó de nuevo. Su voz era suave y reconfortante, casi como hablar con un niño. Tenía cuidado con sus palabras y acciones, para no añadir estrés a esta mujer de aspecto angustiado.

—Estoy bien. No me hice daño —Harlow se echó atrás y alzó sus manos.