Rowena una vez pensó que su vida en esa torre solitaria y oscura era tan pequeña y restrictiva. No sabía que ser parte del castillo y cumplir con los deberes de una princesa era tan sofocante.
A veces... realmente extrañaba su antigua vida. Sin embargo, cuando eso sucedía, se reprendía a sí misma por no ser agradecida y desechaba el pensamiento.
Leia y Emma la habían enseñado mejor.
Ahora, Rowena ya había aprendido cómo verse hermosa, mantener una postura adecuada y cenar como si siempre estuviera comiendo con el rey. Era porque su padre, el Rey Draco, estaba muy ocupado y solo la llevaba a funciones y eventos.
Lo peor de todo era que sus niñeras no le permitían comer dulces.
—Engordarás y eso será horrible —dijo firmemente Lady Elizabeth—. Ya estás regordeta y necesitas aprender cómo hacer dieta y mantener una figura adecuada una vez que seas mayor.
—No hay mejor oportunidad que comenzar ahora.