El plan de Rowena

Rowena se dirigió hacia el jardín real y observó la variedad de flores, árboles y diversas plantas que los jardineros cuidaban. Entre los libros que leyó, aprendió una receta que le resultaría útil.

No pasaba todo su tiempo estudiando solo lo que Lazy Liz y Lady Mary le enseñaban. Era lo suficientemente brillante como para que con una sola lección entendiera las lecciones.

Durante su tiempo libre, a Rowena se le daba acceso libre a la biblioteca real y allí leyó y aprendió muchas otras cosas que no parecían apropiadas para una princesa. Realmente deseaba comprender mucho más firmemente cómo funcionaba el mundo.

...y fue donde también aprendió más sobre su padre.

Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios mientras miraba las pequeñas flores moradas con bayas que crecían en el parcela.

—De alguna manera las historias parecen retratarte de manera tan positiva, y sin embargo, eres tan irrazonable conmigo. ¿Qué le pasó al héroe del que me hablaba Leia? —murmuró para sí.