Rowena & Julián

Rowena no era ciega cuando se trataba de la belleza convencional. Sin embargo, apenas el pensamiento de considerar a Julián como hombre terminó de asentarse, le dejó una sensación incómoda en el estómago.

Intentó imaginar cómo sería estar cerca e íntima con él, que él alcanzara a tocar su mejilla, pero no sintió nada. No había un revuelo en su corazón ni se sintió avergonzada o avergonzada.

Era solo normal.

Algo que podría haber sido una palmada amistosa en la mejilla, o como cuando él jugaba con su cabello y tenía una sonrisa traviesa en su rostro. El pensamiento de Julián sonriendo también la hacía sonreír.

Sin embargo, el pensamiento no le daba escalofríos ni mariposas en el vientre como Lady Liz una vez le había dicho.

Rowena tragó y juntó sus manos. —¿Quizás Julián tenía razón?

¿Quizás la razón por la que no sabía si amaba a Julián era porque realmente no lo amaba?