Rafael levantó la mirada para ver la radiante sonrisa de Rowena en su rostro, ella le sonreía con tanta alegría.
Mientras miraba su rostro y oía su propio corazón latir alrededor de ella, Rafael lo entendió. Todo era cristalino para él ahora.
Antes había sido reticente y no pensaba que sus sentimientos por ella fueran más allá de la atracción física, pero ahora que miraba a Rowena, se dio cuenta de que ella era la mujer con la que quería pasar su vida.
No quería a nadie más, tenía que ser Rowena.
—No creo que esa sea la manera adecuada en la que una princesa deba comportarse en público —una voz ronca surgió detrás de ellos e interrumpió el feliz reencuentro entre Rafael y Rowena.
El rostro de Rowena se puso rojo al darse cuenta de que estaba encima de Rafael y rápidamente dio un paso atrás para disculparse.
—Lo siento, perdón por mi comportamiento —solo estaba feliz de verte —Rowena le ofreció la mano a Rafael—. Déjame ayudarte a levantar.