—La carta que me enviaste anoche. Llegué tan pronto como la recibí —dijo Rafael sonriendo—. ¿Terminaste olvidando todo después de anoche?
—¿Qué carta? —Rowena quería decir las palabras pero decidió no hacerlo. Se dio cuenta inmediatamente de que el Rey Draco había organizado las cosas.
Intentó no hacer una expresión de horror. Su propio padre hizo esto.
Mientras Rowena estaba contenta de haberse conectado e intimado con Rafael, no era así como quería que las cosas comenzaran.
No quiso que nada de esto sucediera y sin embargo no podía decir ni una palabra.
Sin embargo, ni siquiera necesitaba emitir un solo sonido, un estruendo atronador estalló en su puerta y luego el Rey Draco irrumpió con varios caballeros.
—¡Cómo te atreves! Te dejé aquí en mi morada con brazos abiertos y ¿así es como me tratas a mí y a mi hija? —El Rey Draco sonó furioso, toda su cara estaba roja mientras señalaba a Rafael.
Rowena no podía creer lo que estaba pasando.