Reth sabía que estar en este lugar sería un reto para Elia, y cuando ella se dio cuenta de dónde estaban y el miedo retumbó en su olor, se preguntó si había tomado la decisión equivocada al usar este lugar hoy.
Pero antes de ese día, este siempre había sido uno de sus lugares favoritos para estar en tranquilidad y lejos de los demás. Quería compartir esa experiencia con ella.
Mientras se abrazaban y miraban la vista, podía sentir que ella comenzaba a relajarse. Luego, le acarició la cara, pasando sus pulgares por sus mejillas y mirándola profundamente a los ojos.
—Elia, Amor, sé que este es un lugar difícil para ti. Pero quería venir aquí y darle un nuevo recuerdo. Siento que por fin estamos en paz y... quiero que podamos disfrutar
—¿Reth? —susurró ella.
—¿Sí?
—Cállate y bésame. Por favor. No necesito convencerme. También quiero recuperar nuestras vidas.