Extra Especial - Parte 8

—Esa sonrisa que él le dio era alegría. Era amor. Era lo primero en lo que pensaba cuando pensaba en lo guapo que era. Y la única cosa en este mundo que nunca fallaba en hacerla sonreír a ella también. Ver a Reth—atemorizado, preocupado, protector, seguro… pero emocionado. Feliz. Orgulloso. Lo hacía valer la pena. Disipaba algo de su miedo, y templaba el resto.

—Y la hacía no querer dejar ese momento nunca.

—Permanecieron envueltos en esa manta durante horas, mientras el cielo se oscurecía y el olor del aire cambiaba. Pero estaban envueltos en un capullo de calor, y Elia descubrió que, aunque Reth insinuó que había tenido otros planes para el día, simplemente no podía encontrar en sí misma las ganas de moverse de ese lugar. Se sentía segura, envuelta en sus brazos de esa manera. Moverse significaba enfrentar al mundo de nuevo, y estaba tan cansada. Y así, permanecieron.