Extra Especial - Parte 6

ELIA

Una hora más tarde, sentados acurrucados sobre la piel, con las rodillas de Elia sobre sus muslos y ambos cubiertos hasta la cintura con mantas, Reth sonrió con orgullo. Se apoyaba en una mano a lo largo de su costado, usando la otra para darle otra baya.

Arrimada al hueco entre su brazo y su costado, Elia rodó los ojos. —Esto es ridículo. Puedo alimentarme sola.

—No, no —insistió él—. Este es tu momento para descansar. Déjame encargarme.

Ella se rió, pero abrió la boca obediente cuando él levantó las cejas.