—El —susurró ella.
Cuando su hija levantó la mirada, una expresión oscura en su rostro, Elia desvió sus ojos hacia Reth. —Mira a tu hermano. Está acechando.
Elreth, siempre interesada en cualquier cosa que Gar estuviera haciendo en caso de que necesitara ayuda, o puede que para demostrar cómo su hermana mayor todavía era más inteligente o fuerte, giró la cabeza rápidamente, con el ceño fruncido. Sus ojos se fijaron en su hermano casi de inmediato y su rostro se iluminó.
Aspiró aire, abriendo la boca para llamarlo y Elia cubrió la boca de su hija con su mano, riendo mientras se inclinaba al oído de Elreth. —Déjalo sorprender a Papá.
Las cejas de Elreth se elevaron, pero asintió y entonces Elia soltó su boca. Las dos volvieron a mirar a Reth inocentemente.