—Suspiro, qué bonito sería poder dormir aquí en tu habitación esta noche —Andrés suspiró profundamente, apretando su abrazo alrededor de su cuerpo.
—¿Tus padres me permitirán? ¿Deberíamos pedirles permiso? —añadió, sintiéndose indefenso.
—¿Lo intentamos? Tal vez Mamá y Papá acepten —dijo Alveena emocionada. Ella también quería que Andrés se quedara, pasar más tiempo con él.
Aún estaban hablando de pedir permiso a los padres de Alveena cuando el teléfono de Andrés sonó. Recibió un mensaje de su madre, Isabelle.
[Andrés, nuestro hijo, tu padre, abuelo y yo volvemos a casa antes. Por favor dile a Alveena que estamos muy agradecidos por los regalos. Ya nos despedimos de sus padres y abuelos. No necesitas bajar a despedirnos.]
[Hijo, ya hablamos con el Señor y la Señora Sy. Dijeron que puedes quedarte a dormir aquí esta noche. Así que disfrútalo. No interrumpiremos tus momentos con Alveena. ¡Cuídate, hijo!]