Titania miró hacia abajo para ver la expresión de su hija. Ella sostenía sus piernas mientras se escondía detrás de ella. Podía ver que Ella estaba a punto de llorar. Las lágrimas amenazaban con caer de la esquina de sus ojos. Lo vio. Su hija tenía miedo de su Tía.
—¿Zu Wan está diciendo la verdad? ¿Están lastimando a mi hija a mis espaldas? —se preguntó Titania.
Todo este tiempo, Titania pensó que su cuñada y su familia trataban tan bien a Ella. Esa es la razón por la que dejaba a Ella en sus cuidados cada vez que se iba a trabajar. No podía llevarla consigo ni dejarla en la casa.
—¿Cómo pudiste lastimar a mi hija? —cuestionó Titania a su cuñada.
—¿Qué tonterías están diciendo? Titania, ¿es así como nos vas a pagar por nuestra bondad? ¡Mi familia y yo somos quienes cuidamos de esa niña cuando tú estás en el trabajo! ¡Este hombre y tu hija son unos mentirosos! —negó la Tía de Ella las acusaciones de Zu Wan.