—Uhm… Drew… creo que deberíamos detenernos. ¿Y si alguien toca de repente y tiene algo urgente que informarme? —dijo Alveena al darse cuenta de que estaban en medio del trabajo.
Sus compañeros y otros empleados podrían venir a buscarla. Se tardaría un tiempo en arreglarse, incluyendo su ropa. Podrían notar algo.
Alveena sostuvo la cabeza de Andrés, impidiéndole seguir devorando su pecho.
—Hmm, ¿de verdad debería parar, Alvee? Cariño, ¿qué me has hecho? Estoy tan adicto a ti que no creo poder detenerme ahora. —susurró Andrés suavemente, besando y mordisqueando el cuello de Alveena.
Alveena solo pudo suspirar en derrota. Incluso su cuerpo anhelaba esto. Su mente quería detenerse pero su cuerpo lo pedía.
Alveena miró hacia la puerta, observando a sus colegas fuera a través de la pared de vidrio. Estaban ocupados realizando su tarea en la mesa.