Mateo y Sofía están en el balcón después de cenar. Estaban sentados en una hamaca de nailon suspendida por cuerdas en ambos extremos. Las cuerdas estaban atadas a la larga rama del gran Árbol de Mango.
La pareja observaba el cielo nocturno. El clima estaba tan despejado que podían ver millones de estrellas brillando intensamente sobre el cielo.
La brisa nocturna en la granja ayudaba a relajar sus cuerpos cansados mientras Mateo abrazaba a Sofía. Ella apoyaba su cabeza en sus anchos hombros mientras ambos miraban hacia arriba, disfrutando de la vista nocturna: las estrellas y la luna.
Mateo pensaba que la vida en una granja era más serena y refrescante que la vida en las grandes ciudades. Se sentía como si estuviera en un mundo de fantasía.
Ahora entendía por qué a Tristán le encantaba salir al aire libre y estar con la naturaleza cuando estaba estresado. Era asombroso, especialmente si estabas con tu ser amado.