—¡Levanta las manos! —un intruso le ordenó a Andrés.
El enfoque de Andrés estaba en dirección a su dormitorio. Se preguntaba si Alveena estaría bien. ¡Si le hacían algo, juró que no dudaría en luchar contra ellos hasta la muerte!
Andrés trató de calmar sus emociones. En momentos como este, necesitaba usar su cerebro. Actuar imprudentemente podría poner en peligro la vida de Alveena. Tenía que pensar detenidamente qué pasos debía seguir para escapar de esto.
—¿Están aquí para robar mi casa? ¿O vinieron específicamente por nosotros? —se preguntaba—. Espero que sea lo primero.
Andrés levantó las manos y continuó preguntándoles. —¿Quiénes son ustedes? ¿Necesitan dinero? Se los daré. Tomen todos mis objetos de valor y lárguense.
Andrés estaba tratando de negociar con los dos hombres cuando otro tipo apareció por detrás. Agarró las manos de Andrés y las ató juntas.