El Maestro

Seis y Cuarto entraron a la sala de interrogatorio, arrastrando a un hombre con ellos. El hombre que estaba siendo restringido por ellos se sorprendió al ver a Obispo.

No esperaba que su líder fuera capturado de esa manera. Pensó que estaban ocupados realizando la otra misión que les había asignado el Señor Miller.

Esa expresión no pasó desapercibida para los atentos ojos de Uno. Podía decir que los dos hombres se conocían.

—Parece que el joven maestro Tristán tenía razón. Los incidentes que le ocurrieron a su esposa y a su hermano estaban conectados. Mismo cerebro —Uno pensó para sí mismo, observando a Obispo y a su subalterno.

—Cuarto, lleva al hombre a una de nuestras cárceles subterráneas —Uno le ordenó.

Cuarto asintió como respuesta antes de seguir su orden. Seis asistió a Cuarto mientras escoltaban al hombre a la prisión subterránea donde los otros culpables estaban detenidos.