Mheera, Calec y Riyu todavía estaban en la cumbre de la montaña, esperando a Shiba y Shino. Cinco minutos antes de que se cerrara el portal, los dos hombres emergieron de él.
Finalmente llegaron al pasar por el portal desde el otro mundo. Mheera se alegró de ver a Shino. Tenía una tarea importante que realizar.
Por alguna razón desconocida, su instinto le decía que la hija del dios demonio aún no había muerto. Liam no podía mirarla directamente a los ojos cuando le contó sobre la hija del dios demonio.
¿Y si él le mintió acerca de matar a la hija del dios demonio? Si mintió, entonces Mheera quería saber la razón por la cual Liam no la mató.
—Finalmente, has vuelto. —Mheera dio la bienvenida a Shino, el portador del elemento fuego.
Shino inclinó la cabeza y se arrodilló frente a Mheera, saludándola educadamente como la Chamán Principal de los Guerreros Guardianes.
—Es un honor ayudarte en esta misión.
—Levántate, Shino. No hagas este tipo de saludo formal aquí, —ordenó Mheera.