Zu Wan se teleportó a la montaña Satari. Al llegar a la cumbre, vio a Titania y a Ella inconscientes sobre una gran roca. Dos figuras estaban de pie junto a la roca, protegiéndolas.
Zu Wan no podía reconocerlas, ya que llevaban túnicas negras con máscaras cubriendo sus rostros.
Entrecerró los ojos mientras apretaba los dientes.
—¿Quiénes sois? ¿Qué queréis de mí?
—¡Liberadlas ahora! —Zu Wan les ordenó con su voz autoritaria.
No podían ver ni rastro de miedo aunque en ese momento no tenía poder mágico. Era demasiado engreído y confiado en sí mismo, pensando que le harían caso simplemente porque él lo decía.
—No estás en posición de exigirnos nada. Estás aquí para seguirnos y obedecernos. Si no lo haces, esta mujer y esta niña sufrirán las consecuencias —Riyu advirtió a Zu Wan.
Zu Wan frunció el ceño al reconocer esa voz.
—¡Lo sabía! Ya teníais malas intenciones en el momento en que os acercasteis a nosotros... Riyu y Shiba...