Bianca estaba estupefacta por las acciones de Clifford. Realmente se estaba esforzando, fingiendo ser su novio. Su actuación parecía muy convincente ya que su madre y su padre los miraban con sonrisas radiantes en sus rostros.
Bianca fue la primera en empujarlo, sus mejillas se enrojecieron de vergüenza. No podía evitar sonrojarse.
Cuando Clifford la abrazó, ella sintió su calor y olió su colonia. No quería admitirlo, pero le gustó. Su corazón latía tan fuerte en sus oídos.
Clifford no estaba solo, había hombres siguiéndolo detrás. Eran empleados de un cierto restaurante en la Ciudad del Imperio. Trajeron la comida que Clifford había pedido. Vinieron con él para entregar y organizar la mesa mientras servían la comida.
Los padres de Bianca se sorprendieron al ver a esos empleados preparando y arreglando la mesa para ellos.
—¿Su novio preparó todo esto para nosotros? —susurró el padre de Bianca, Max, a su esposa, Aileen.