Miho y FaMo no se alejaron del lado de Zhen-Zhen mientras ella velaba por Tristán. Ella no durmió esa noche, solo sostenía la mano de Tristán mientras le hablaba.
Decían que incluso si alguien estaba en coma, todavía podía escuchar la voz de las personas a su alrededor. El médico les animó a hablarle a Tristán para fortalecer su voluntad de recuperarse.
—Cariño, Pequeña Cassie, Pequeño Tian, y yo estamos aquí, esperando que despiertes. Por favor, sé fuerte. Debes luchar por nosotros. Necesitas sobrevivir a esto... —Zhen-Zhen sujetaba su mano con fuerza. La acercó más a su rostro, sintiendo su calor.
—Sabes que no puedo vivir sin ti. Me prometiste que nunca más me harías llorar. Por favor, cumple esa promesa y despierta. Vuelve con nosotros, cariño. —Zhen-Zhen plantó un suave beso en el dorso de la palma de Tristán.
Zhen-Zhen incluso se levantó, colocando su mano sobre su vientre. Quería que Tristán sintiera a los gemelos.