—Finalmente has vuelto... —murmuró Flint, apretando su agarre en su cuerpo.
Dos y los otros solo los observaban, sonriendo con picardía a los dos. No queriendo interrumpir y arruinar el momento entre Ella y Flint, Dos hizo señas a sus colegas para que lo siguieran, abandonando la habitación.
—¿Cómo has estado? —preguntó Ella a su amigo, rompiendo el abrazo.
Flint permaneció en silencio por un momento, solo mirando su hermoso rostro. La extrañaba tanto. No pudo controlarse de ir a la sede central solo para ver a Ella. ¡No se suponía que debía dejar el Campo de Entrenamiento!
—¿Flint? ¿Estás bien? ¿Por qué no dices nada? —Ella pellizcó sus mejillas y se rió.
Flint solo pudo cogerle las manos, impidiéndole que siguiera pellizcándole las mejillas. Luego apretó sus manos, sus ojos llenos de alegría y anhelo.
—He estado esperando tu regreso... —confesó.
Ella asintió con la cabeza y lo arrastró hacia el asiento vacante. Se sentaron uno frente al otro.