Raine sintió frustración invadir su corazón cuando notó que las dos criaturas habían visto a sus padres, quienes estaban sentados en la sala de estar.
Como si hubiera un entendimiento tácito entre ellos, comenzaron a caminar hacia sus padres.
Al ver esto, Raine no pudo evitar recordar cada sangriento detalle que presenció cuando encontró a sus padres muertos en su propia casa hace diez años.
Todo llegó a su mente como una presa rota. Su miedo, su desesperación, su desesperanza...
—¡NO! —Raine corrió hacia las dos criaturas—. ¡MAMÁ! ¡PAPÁ! ¡SALGAN DE AQUÍ!
Sin embargo, antes de que Raine pudiera alcanzarlos, sintió la sensación familiar que siempre tenía cuando esto sucedía.
El tiempo se detuvo.
El susurro del viento y el crujido de las ramas que siempre golpeaban la ventana, se detuvieron. Como si el mundo entero dejara de moverse, todo se volvió inmóvil, lleno de un silencio espeluznante que enviaba escalofríos por la columna vertebral de Raine.