Mientras tanto, Jedrek no sabía cómo hablar con Lila...
Desde aquella mañana en que encontró que Lila le había puesto una manta encima, no habían hablado ni una sola vez y Jedrek seguía buscando una señal que indicara que Lila quería hablar con él, pero no pudo encontrar nada parecido.
El ángel guardián actuaba completamente como si él ni siquiera existiera cuando estaban solos. Pero, ella era lo suficientemente amable para apenas reconocerlo cuando había otras personas alrededor.
—Tenemos que terminar esto pronto —dijo Esperanza cuando solo estaban los tres dentro de la tienda—. Sus cejas se fruncieron cuando sintió que los diablos en sus reinos luchaban por liberarse de nuevo.
Si esto continuaba durante mucho tiempo, entonces ella no sería capaz de contenerlos cuando perdiera toda su energía y todos sus esfuerzos serían en vano.