—Draghar. —Llegaron a su habitación y Aurora vio a Draghar arrodillado frente a ella, mientras ella estaba sentada en el borde de la cama.
Por otro lado, Draghar se concentraba por completo en tratar las heridas en los brazos y rodillas de Aurora y también había algunos rasguños en su piel.
Esto lo enfureció. Estaba iracundo cada vez que encontraba una de estas heridas. Principalmente porque las heridas de Aurora no sanarían rápidamente, tomaría de dos a tres días para que tales heridas sanaran.
—Oye, escúchame... —Aurora extendió la mano y sostuvo la cara de Draghar, acercándolo para que pudiera mirarla—. Estoy bien.
—¡Deja de decir eso Aurora! ¡No estás bien! —Sin intención, Draghar le respondió a Aurora en voz alta, debido a la emoción que había estado tratando de reprimir durante mucho tiempo.
Sin embargo, cuando vio la mirada sorprendida en el rostro de Aurora, de inmediato se dio cuenta de su error.