AURORA (41)

—¿Por qué no?

Aurora abrió los ojos de par en par, incrédula. ¿Cómo podía él cuestionar eso? ¿Es eso siquiera algo que valga la pena preguntar? Aurora no podía creer lo que estaba enfrentando.

Esta manada, cuanto más tiempo estaba en este lugar, más extraño se sentía...

Pero, por ahora, no le importaba, porque mientras Collin y Clarice lo hicieran con consentimiento, entonces era asunto de ellos.

Para Aurora, el problema de Draghar era ahora mucho más urgente.

—Tienes que ayudarme a encontrar a Draghar —dijo Aurora, intentó no mirar el cuerpo semi desnudo de Collin, especialmente cuando estaban en la desordenada habitación del beta, se sentía muy extraño estar en la habitación de otro hombre.

—De hecho, ¿dónde está él? —preguntó Collin bostezando, aún con aspecto de sueño porque Aurora lo despertó más temprano de lo habitual. Claramente no era una persona matutina.

—No volvió anoche —dijo rápidamente Aurora, su preocupación evidente en su expresión.